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El papel de los dulces en la dieta

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Podemos tomarlos tranquilamente; la clave está en el equilibrio y saber recortar por algún lado el aporte calórico extra.

No hay que olvidar que el consumo en su justa medida de dulces es beneficioso para la salud, ya que son un aporte extra de energía, numerosos nutrientes necesarios y desde luego, ayudan a elevar nuestro estado de ánimo.

Según diversos nutricionistas es posible no engordar y hasta perder peso con una dieta que permite estos delicosos alimentos. Un nuevo concepto de dieta equilibrada que permite galletas, bollos y postres.

Recuerda que abusar de los dulces es perjudicial…
Un exceso nos llevaría a una ganancia de peso, sobre todo si tomamos en exceso postres y dulces ricos en grasas y pobres en agua y fibras.

Además que elevaría el colesterol y nos haría proclives a sufrir enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad.

Como referencia, nuestra dieta diaria debe aportarnos un 55% de hidratos de carbono, de esa cantidad, el 10% ouede proceder de los dulces.

Los dulces dentro de una dieta equilibrada
No es buena cualquier hora para tomarse un bollo o unas galletas. El mejor momento para tomarse unos bocados dulces es el desayuno o a lo largo de la mañana. Ya que los nutrientes que nos aporte los tenderemos a gastar con la actividad que desarrollemos a lo largo del día y por tanto no se acumulará en forma de reserva.

Opta por los dulces caseros. Lo sentimos mucho pero los dulces industriales poseen muchas más grasas saturadas, conservantes, colorantes, azúcares, colesterol que los caseros.

En las pastelerías de toda la vida puedes encontrar postres y bollos frescos que normalmente son bastante semejantes a los naturales, aun así mejor son los hechos en casa por puedes elaborarlos con grasas “sanas” (como aceite de oliva) y no con aceites de origen animal o vegetal que no son nada recomendable.

Tomar una ración pequeña de un dulce te ayuda a saciarte y a calmar el hambre. Nada de picotear entre horas! Si terminas la cena con 3 onzas de chocolate o una bola de helado, te quedarás agusto y saciada, así evitarás caer en la tentación de comer algo más a lo largo de la noche, por ejemplo.

Utiliza endulzantes naturales para reducir la ingesta de azúcar y no renunciar al sabor dulce.
Si compras bollería hazlo en porciones envasadas de forma individual para controlar el consumo y evitar comerte todo de una sentada.

Mala imagen
La verdad es que la fama de los caramelos, chicles y las chuches en general es mala y existen razones reales que la avalan. En primer lugar, son muy ricas en azúcar, lo que incide en el sobrepeso y la obesidad, un problema que está alcanzando proporciones alarmantes entre los más pequeños. Por otro lado, el consumo excesivo de azúcar daña los dientes ya que, mezclada con la saliva, activa el desarrollo de los microorganismos que provocan las caries. Por otra parte, al tomar golosinas en exceso se está ocupando el lugar de otros alimentos más sanos y con mayor calidad nutritiva, de tal forma que la dieta general se ve afectada y desequilibrada, y se pueden producir carencias vitamínicas y de otros tipos. Además, tomar caramelos y gominolas a todas horas no es la mejor forma de generar hábitos alimenticios correctos, los cuales deben fomentarse desde la infancia.

Consumo responsable
Cualquier dieta saludable se basa en un concepto general: la moderación. Prohibir las golosinas sin más haría la vida de los niños bastante más infeliz sin que con ello se consiguiera ninguna mejoría radical de su calidad de vida. Lejos de aconsejarlas como un elemento indispensable de la dieta (se puede vivir sin consumirlas), es justo hablar de su composición y de lo qué ofrecen al organismo.

Su componente principal, el azúcar, resulta un enemigo de la salud si se consume sin freno, pero tomado en cantidades adecuadas es necesario y no perjudica en absoluto. Hay que recordar que la glucosa es el alimento fundamental del cerebro, aportándole la energía que precisa. Igualmente es necesaria en momentos concretos en los que el gasto energético del cuerpo es alto, como cuando se practica una actividad física fuerte superior a la normal.

Por otro lado, variedades como las gominolas llevan gelatina que aporta proteínas sin contener prácticamente grasa. Respecto al tema del sobrepeso, hay que recordar que un caramelo o un chicle contiene 17 calorías y cinco de ellos ofrecen el mismo aporte energético que una porción individual de mermelada. Por tanto, lo que hay que evitar son los atracones frecuentes, no el hecho de comerlos de vez en cuando.

Las golosinas y dulces no tienen por qué desaparecer de la vida de los más pequeños ni de los adultos. No está de más recordar que la atracción por el sabor dulce es una preferencia innata en el hombre (a diferencia del salado, cuya predilección es aprendida) y al hallarse escrita en nuestro código genético, resulta verdaderamente difícil no satisfacerla de vez en cuando.

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