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Laparoscopia, Cirugía Minimamente Invasiva

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La cirugía mínimamente invasiva ha supuesto toda una revolución médica. Gracias a ésta, el postoperatorio de los pacientes es mucho más corto y menos doloroso, obteniendo así el alta mucho antes y una rápida incorporación a su vida normal, entre otras muchas cosas.

Dado su alto coste de instrumental y de equipo, no todos los hospitales la ofrecen. El Hospital Victoria Eugenia sí dispone de quirófanos dotados de esta tecnología.

¿Qué es la Cirugía Mínimamente Invasiva?

Se trata de procedimientos en los que se evita abrir las cavidades del organismo en favor de una cirugía cerrada y local. El cirujano introduce un endoscopio en la cavidad que se va a estudiar (en el tórax, en el abdomen, en la articulación…etc.) obteniendo una imagen de las estructuras en un monitor. Gracias a esta visión, y con manipulación externa de otros instrumentos, se puede realizar la exploración de los órganos que contiene la cavidad y operar sobre ellos.

¿Qué ventajas y limitaciones tiene?

Las intervenciones mínimamente invasivas no precisan de heridas importantes para acceder a la zona del organismo que necesita ser operada. Esto hace que el postoperatorio sea más corto y menos doloroso, con un alta hospitalaria precoz y una incorporación rápida a la vida normal y al trabajo. El riesgo de infecciones y de hernias es menor pues, al haber una manipulación mínima de los tejidos, hay una menor reacción inflamatoria en la zona. Existe una reducción importante de los riesgos típicos de la cirugía, especialmente los relacionados con las complicaciones pulmonares y cardio-circulatorias, más típicas en enfermos mayores y en los pacientes obesos.

El inconveniente es que no todos los órganos y tejidos del cuerpo humano pueden ser operados con estas modernas técnicas. Las principales limitaciones son de carácter técnico, dado que los instrumentos no pueden acceder a determinadas regiones del organismo. Si bien estas limitaciones van desapareciendo día a día.

¿Quién y dónde se puede hacer cirugía laparoscópica?

Una de las desventajas de la cirugía laparoscópica es el elevado coste del instrumental y equipo. No todos los hospitales pueden afrontar el coste y, por tanto, no todos los quirófanos están dotados de esta tecnología.

Los cirujanos que realizan estas técnicas necesitan de una formación específica en ellas. Aunque un cirujano tenga unos brillantes resultados en la cirugía abierta, necesita un entrenamiento especial para transferir esos resultados a su cirugía laparoscópica. La necesidad de una formación adicional se explica pues en cirugía abierta la visión es tridimensional y los instrumentos son diferentes, mientras que en la cirugía laparoscópica el cirujano debe acostumbrarse a operar según una imagen bidimensional que le ofrece un monitor de vídeo y necesita adaptarse al instrumental específico y moverse con imágenes magnificadas.

¿Quién puede someterse a cirugía laparoscópica?

Hoy día se ha comprobado que todo paciente que puede ser sometido a una anestesia general, puede ser operado laparoscópicamente. Si bien algunos pacientes con múltiples operaciones abdominales resultan técnicamente más difíciles. También pacientes con baja reserva cardiaca puede ofrecer problemas durante la operación que se solucionan trabajando a una presión intra-abdominal más baja. Los pacientes cardíacos y respiratorios son los que más se benefician del postoperatorio de este tipo de cirugía.

¿Qué procedimientos están aceptados como adecuados para la cirugía laparoscópica?

– Colecistectomía (Extracción de la vesicular biliar). Desde hace años, la vía laparoscópica es la vía de elección para la colecistectomía.
– Adrenalectomía. (Extracción de una glándula suprarrenal).
– Cirugía del reflujo gastro-esofágico. Conocida como cirugía de la “hernia de estómago” o de la hernia de hiato esofágico. Se produce por el paso del contenido ácido del estómago al esófago. Puede producir, a parte del “ardor”, cicatrices que estrechen la luz del esófago y procesos inflamatorios que predispongan al desarrollo de cáncer en la zona. El tratamiento inicial es médico (con pastillas), pero el 82% de los pacientes siguen presentando síntomas al suspender el tratamiento. La cirugía es el único tratamiento definitivo.
– Cirugía de la acalasia esofágica. La cardiomiotomía de Héller es el tratamiento definitivo de la enfermedad. Está aceptada y estandarizada, con excelentes resultados, para la cirugía laparoscópica.
– Esplenectomía. Así se denomina la operación de extirpar el bazo.
– Cirugía de la obesidad mórbida. La laparoscopia ha supuesto una mejora evidente en el tratamiento quirúrgico de la obesidad.
– Apendicectomía laparoscópica.
– Cirugía laparoscópica de los conductos biliares.
– Hernia Inguinal. La reparación laparoscópica de la hernia inguinal supone una reincorporación precoz a las actividades físicas y laborales con una disminución postoperatoria del dolor.
– Eventraciones. (Hernia que se produce en una cicatriz de cualquier operación anterior). Se está convirtiendo en una indicación excelente para este tipo de cirugía.
– Cirugía del Colon y del intestino delgado. Tanto el intestino grueso como el delgado, pueden ser operados con seguridad y efectividad mediante técnicas laparoscópicas.
– Cirugía laparoscópica del Estómago.
– Cirugía del esófago. La técnicas para operar la parte final del esófago están ya completamente estandarizadas y constituyen lo que ya hemos mencionado con anterioridad como cirugía del Reflujo y de la Acalasia. Otro paso más adelante es la cirugía exéretica del esófago.
– Cirugía del Páncreas.
– Cirugía del Hígado

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